CORREIO BRAZILIENSE: Brasileños “redescubren” Portugal con la flexibilización de leyes laborales

Lisboa y Brasilia — Un grupo de brasileños desesperados por Brasil se están preparando para trabajar y vivir en Portugal. Los planes para mudarse al otro lado del Atlántico se basan en cambios realizados en las leyes de inmigración por parte del gobierno portugués. Las nuevas reglas aprobadas por la Asamblea de la República, el Parlamento portugués, y sancionadas por el presidente Marcelo Rebelo de Souza, incluyen visas especiales para ciudadanos que hacen parte de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP). La autorización tendrá una validez de 120 días, pudiendo renovarse por otros 60. Durante este período, los titulares de estas visas podrán permanecer legalmente en territorio portugués en busca de trabajo.

Las nuevas reglas también beneficiarán a los nómadas digitales, que pueden trabajar desde cualquier parte del mundo. La mayoría de ellos trabajan en un campo muy disputado, la tecnología de la información. Podrán solicitar la residencia en Portugal, un beneficio que se extenderá a sus familiares, siempre que acrediten una renta fija, para permanecer en el país europeo, que cada vez resulta más caro. Alquilar un apartamento sencillo de una habitación en Lisboa cuesta nada menos que 800 euros (unos R$ 4.500). “El alquiler es hoy el mayor problema de los brasileños que viven en Portugal”, dice la presidenta de Casa do Brasil en Lisboa, Cyntia de Paula.

Con la flexibilización de las leyes, los interesados en trabajar en Portugal podrán solicitar visas especiales directamente en las embajadas y consulados portugueses en Brasil. Hoy en día, este proceso es extremadamente burocrático y lento, ya que se realiza a través del Servicio de Extranjería y Fronteras (SEF), organismo que ha perdido cientos de empleados en los últimos años y tiene más de 160.000 procesos en revisión. Es importante señalar, según Patrícia Lemos, especialista en reubicación en el mercado portugués, que quienes ya están en Portugal no tendrán acceso a las nuevas visas. Los permisos de búsqueda de empleo son bastante diferentes de las visas de turista.

Las facilidades provocadas por los cambios en la ley de inmigración de Portugal vienen, sin embargo, con ciertos requisitos, advierte el abogado Renato Martins, director general de Martins Castro. Además de los billetes de ida y vuelta obligatorios, los interesados en disfrutar de las ventajas que ofrece el gobierno portugués deberán acreditar recursos económicos para mantenerse durante los 180 días de validez de la autorización especial y presentar el lugar de residencia, seguro de viaje o documento emitido por la Seguridad Social de Brasil, el PB4, que garantiza la atención en el sistema público de salud portugués, y pasaporte en vigor. No se aceptarán personas condenadas por el Tribunal a más de tres años de prisión.

Seguridad

Según la ministra de Asuntos Parlamentarios de Portugal, Ana Catarina Mendonça Mendes, el objetivo es atraer mano de obra para dinamizar la economía del país, que retrocedió 0,2% en el segundo trimestre de este año en comparación con los tres meses anteriores y sufre el rápido proceso del envejecimiento de la población. No habrá, sin embargo, una juerga de visas, ya que se vende a través de las redes sociales y por quienes ofrecen facilidades, pero son especialistas en estafas. “Hay poco cuidado cuando se planea trabajar y vivir en otro país”, dice la abogada Joana Nunes, especialista en migración. “Hay que planificarlo todo para que nada salga mal”, añade.

Máster en derecho y especialista en migración de Martins Castro, Michelle Passos da Silva destaca que las nuevas visas son una garantía para los trabajadores que deseen reubicarse en el mercado portugués. “Cuando encuentren vacantes y sean contratados, las personas no estarán desamparadas, ya que tendrán contratos formales con las empresas empleadoras, siguiendo las mismas reglas vigentes para los portugueses”, explica. Esto significa que todos tendrán que cotizar al Sistema de Seguridad Social y serán gravados por la Receita Federal. “Nadie podrá recibir menos del salario mínimo portugués, actualmente 705 euros (R$ 3,7 mil)”, modifica.

Quienes sean contratados por más del período total de 180 días previsto por las nuevas visas podrán permanecer en Portugal, con derecho a solicitar la residencia en el país, dice Renato Martins. Después de cinco años, siempre con prueba de empleo, existirá la opción de obtener la ciudadanía portuguesa. Para el abogado, esto es una gran ventaja, porque no solo dará mayor estabilidad a los trabajadores, sino que también les permitirá moverse libremente por los países de la Unión Europea como turistas y, quién sabe, en nuevos puestos de trabajo.

El abogado también destaca que, a pesar de no tener derecho a nuevas visas, los brasileños que están en Portugal y entraron al país como turistas, pero lograron conseguir un trabajo formal, podrán solicitar al gobierno para legalizarse. Existe un instrumento previsto por la ley denominado expresión de interés. A través de ella, los interesados pueden residir en territorio portugués. El problema es que el resultado de la solicitud está tardando más de dos años en salir, lo que inquieta a mucha gente. La buena noticia es que, mientras transcurre el proceso, los extranjeros pueden seguir trabajando sin riesgo de ser deportados.

Oportunidades

Las oportunidades de trabajo abundan en Portugal. Hay vacantes en sectores que no requieren tanta calificación, como comercio, servicios de limpieza, turismo y construcción civil, y en aquellos donde se necesita una formación más sólida, como enfermería y medicina. Los hospitales públicos en Portugal, por cierto, están al borde del colapso debido a la falta de mano de obra calificada. Cabe señalar, sin embargo, que en estas áreas, los títulos deben ser validados, lo que requiere mucha paciencia para superar la burocracia y los obstáculos impuestos por las corporaciones.

Independientemente de las dificultades, Patrícia Lemos, especialista en deslocalización en el mercado portugués, dice que los brasileños están muy interesados en trabajar en Portugal. Señala, sin embargo, que la mayoría cree que lo único que tiene que hacer es comprar billetes de avión, echarse 200 euros (R$ 1.100) en el bolsillo, subirse al avión y empezará una nueva vida. "No es así. Mucha gente cree que, como en Portugal se habla portugués, todo es más fácil, que estamos hablando del 27º estado brasileño. De hecho, es otro país, con reglas muy diferentes a Brasil, donde el coste de vida está en euros”, subraya.

La misma advertencia hace la presidenta de Casa do Brasil en Lisboa, Cyntia de Paula. Portugal sufre una inflación muy alta, cercana a 10% por año. Las tasas de interés también apuntan al alza. Hoy es posible encontrar miles de trabajadores extranjeros, especialmente brasileños, viviendo en condiciones infrahumanas. Como no ganan lo suficiente para tener una vivienda digna, alquilan espacio en camas para dormir. Es decir, los que trabajan de día pagan para dormir de noche. Y viceversa. También es común ver a extranjeros mendigando en las calles, sin poder regresar a sus países de origen. “Por eso, el empleo formal es importante”, dice Michelle Passos da Silva, de Martins Castro.

Según la ministra de Asuntos Parlamentarios, Ana Catarina Mendonça Mendes, la nueva ley dignificará a los extranjeros que trabajan en Portugal, ya que todos estarán en regla. Pero, como ha destacado, habrá una intensa supervisión por parte del Estado, a fin de evitar abusos o distorsiones en los contratos de trabajo. Esto fue fuertemente enfatizado por parlamentarios aliados con el gobierno durante la votación sobre nuevas visas. Temen un régimen laboral laxo. Otra preocupación es que los nuevos trabajadores extranjeros sean víctimas de la xenofobia, un delito que va en aumento en el país. “La nueva ley se basa en tres pilares: acoger y cuidar bien a quienes llegan a Portugal, garantizar una mayor agilidad en la concesión de visados y fomentar la dinamización de la economía portuguesa”, dice.

Seducción y nueva esperanza de vida

El interés de los brasileños por Portugal ha crecido mucho en los últimos seis años. Datos más recientes del Servicio de Fronteras Exteriores (SEF) indican que, oficialmente, el número total de residentes en Brasil ya suma 252.000, un aumento de 23,1% con relación a los datos de fines del año pasado. Solo en los primeros seis meses de este año, se emitieron 47.600 permisos de residencia para este público. Los brasileños son el grupo más grande de extranjeros que viven en Portugal, representando un tercio del total.

La terapeuta Elisangela Cristina Mendes, de 48 años, trabaja con marketing digital y se especializa en clínica ayurvédica, profesión que ejerce, sobre todo, para ayudar a su hijo autista Caio, de 18 años. Se enteró del proyecto de ley aprobado recientemente por el gobierno portugués, que facilita visas de trabajo para extranjeros en el país. Según la nueva ley, los interesados pueden permanecer 120 días en el país en busca de trabajo, período que puede renovarse por otros dos meses.

Elisangela llegará al país europeo el próximo 20 de septiembre, junto a su hijo, su hijastra de 5 años, y su pareja, Raffael, quien trabaja como cantinero. “Esta medida nos hará la vida mucho más fácil, traerá tranquilidad para que no nos perdamos en el país”, dice. El terapeuta ya tiene visa de turista, pero está en contacto con un abogado para obtener a tiempo el nuevo beneficio. La expectativa es que los consulados portugueses sean ágiles en la concesión de los documentos.

La opción por Portugal, dice Elisangela, se debió a la facilidad del idioma, el costo de vida y la cercanía con otros países de Europa. “Una vez allí, es más fácil para nosotros ir a cualquier país del continente”, dice. Además, quiere brindarle a Caio, su hijo autista, una educación de calidad y nuevas experiencias que ayuden a estimular su desarrollo.

La perspectiva es que, si todo va bien, Caio terminará la escuela secundaria en Portugal y luego comenzará un curso técnico en gastronomía en el país, ya que su sueño es ser chef. Elisangela participó en el cuadro “El Muro”, de Caldeirão do Huck, programa de Globo, el 3 de abril de este año, día mundial de la concientización sobre el autismo. Allí logró recaudar casi R$ 274 mil, dinero que utilizará para el viaje.

estudiantes

El analista de datos Luca Sousa, de 24 años, vive en Portugal desde 2019. Se mudó al país para estudiar economía y, hoy, graduado, trabaja en el área. “Tenía una idea abstracta sobre vivir en el extranjero, nunca había pensado en un lugar específico. Portugal surgió por la facilidad de la inmigración y el costo de vida más asequible”, dice. Sobre el proceso de emisión de la visa, dice que fue fluido. “Alguna burocracia innecesaria durante el proceso, como los contactos personales, por ejemplo, es lo que genera dolores de cabeza”, señala.

El analista asegura tener planes para radicarse definitivamente en ese país e iniciar una maestría en ciencia de datos a partir de septiembre. “No es nada concreto todavía. Depende de cómo será mi desarrollo profesional, mi vida personal por aquí”, señala. Para él, la flexibilización de los visados de trabajo para extranjeros, “a pesar de llegar tarde”, es muy positiva y ayudará a la integración de los inmigrantes, que son muy importantes para Portugal.

El estudiante João Marcelo Abbud, de 21 años, también decidió mudarse a Portugal, donde llegó en 2019, motivado por la posibilidad de acceder a una educación de calidad. Después de realizar el examen Enem en 2018, obtuvo la calificación que necesitaba para ingresar a la Universidad de Lisboa. Al año siguiente, comenzó a organizar todos los documentos necesarios para obtener una visa de estudiante, un proceso que consideró bastante burocrático, tanto por parte de organismos públicos en Portugal como también en Brasil.

Además de comprobantes de ingresos y declaraciones de todo tipo, dice João, se exigía un plan de salud y la apostilla (autenticación internacional) de todos los documentos para, solo entonces, adquirir la tarjeta de residencia. “Todo este proceso tarda meses en completarse. Recién conseguí la visa un mes antes de viajar”, cuenta. El estudiante destaca la posibilidad de aprender como uno de los puntos positivos de vivir en el país.

“Valen mucho los intercambios, el conjunto de experiencias y la parte académica”, reconoce João. Señala, sin embargo, que hay muchos brasileños que sobreviven del subempleo en Portugal, con jornadas laborales agotadoras y salarios muy por debajo de la media. “En estos casos se pierde calidad de vida, no queda mucho dinero y, aquí, el salario mínimo es uno de los más bajos de Europa”, concluye.

búsqueda de trabajo

El actor y ayudante de cocina Bernardo Mendes, de 34 años, también fue uno de los brasileños que eligió Portugal como destino alternativo. Con un viaje programado para este domingo, Bernardo es uno más para decir que conseguir una visa para el país europeo no es un proceso fácil. “Como mi prima vive allá, lo manejé más fácilmente, pero por aquí este trámite suele llevar tiempo”, dice. Mendes asegura haber recibido con optimismo la noticia de la nueva medida aprobada en Portugal. “Con esta medida, el país podrá atraer a más personas y garantizar una mayor circulación de ingresos”, presume.

Mendes también decidió irse a Portugal por su cercanía con el idioma del país y el menor costo de vida que en Brasil. Además, como ya tiene parientes portugueses que viven allí, obtuvo la doble ciudadanía. Mendes tiene previsto aterrizar este lunes en Faro, capital del Algarve, donde pretende impulsar su carrera como actor. “Pretendo trabajar en un restaurante de la ciudad y, en vacaciones, dirigir mi obra 'Al nivel del mar'”, enfatiza.

La gerente de ventas Ana Rosa Brandão, de 56 años, también pretende beneficiarse de la nueva medida aprobada por el gobierno portugués. Brandão planea viajar a Portugal en mayo de 2023, junto con su esposo, el economista José Luiz de Mello Brandão, de 58 años. La pareja se ha estado preparando con mucha anticipación, desde principios de año. Para ambos vivir en la tierra natal del poeta Fernando Pessoa es un proyecto de vida a mediano y largo plazo. “Hay varias formas de entrar al país pero, en mi caso, estoy tratando de obtener la nacionalidad portuguesa”, dice Ana Rosa.

José Luiz, que ya visitó Portugal varias veces, dice sentirse a gusto en el país. El economista afirma que, en diez años, el país ha cambiado mucho. “Además de la identidad cultural, la proximidad que tengo con la cultura local, la calidad de vida fue un factor importante que influyó en mi elección”, dice, y también enfatiza que los portugueses no son amigables, pero que ese problema es evitable.

Inicialmente, la pareja tiene la intención de vivir en casa de un amigo tan pronto como lleguen a Lisboa. “Todavía estoy en esa 'fase de citas', buscando un lugar que no sea demasiado turístico para vivir”, dice José Luiz. Como es un área en auge, el economista agrega que trabajará en el segmento de tecnología.

La actriz y modelo Caroline Melgaço, de 34 años, se une a la lista de brasileños que planean viajar a Portugal. Dice que se está organizando para el viaje y considera que la nueva medida del gobierno portugués llegó en un buen momento. “Me parece muy bien que el gobierno haya aprobado esta ley, que sin duda hará que sea mucho más fácil solicitar una visa”, dice. Graduada en teatro, Caroline trabaja en una productora audiovisual especializada en making off. Además de actuar, produce y también dirige.

Dice que el idioma también es una de las ventajas a la hora de decidir el destino. “Portugal acaba siendo más fácil por su cercanía con la lengua y la cultura, lo que facilita trabajar y expresarse”, defiende. El hecho de que tenga amigos que viven en el campo, dice, fue otro factor decisivo.

La actriz relata que su objetivo, una vez que se establezca allí, es trabajar con el cine y el audiovisual, ya que el arte y la cultura están muy devaluados en Brasil. “Es difícil ganarse la vida con el arte por aquí, principalmente porque el gobierno subestima mucho la cultura. Las oportunidades se reducen y la clase artística pierde mucho. Por eso, muchos optan por intentar su carrera en el extranjero”, señala. Como ya tiene una estructura y una carrera en Brasil, Caroline dice que quiere experimentar y entender Portugal para poder establecerse.

Por Vicente Nunes

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