La posibilidad de tener la ciudadanía portuguesa puede ser un factor importante que impulse aún más la migración de brasileños al país europeo, la principal nacionalidad extranjera residente en la región, casi un tercio del total (29,3%), según datos de la SEF (Extranjeros y Servicio de Fronteras) del Ministerio de Asuntos Exteriores de Portugal.
En abril de este año, se reguló un cambio en la Ley de Nacionalidad de Portugal y facilitó la emisión del documento para muchos brasileños. Anteriormente, los familiares de portugueses necesitaban acreditar una vinculación efectiva con el país en los últimos cinco años, lo que restringía mucho el acceso a la naturalización. Ahora, la ley ha reconocido que las personas que hablan portugués ya tienen un vínculo suficiente con Portugal.
La Ley de Nacionalidad permite que la ciudadanía se transmita a la segunda generación, es decir, se puede otorgar a todos los nietos de ciudadanos portugueses.
La legislación también establece que los hijos de ciudadanos portugueses no necesitan estar vivos para que sus nietos presenten la solicitud. Además, los procesos de las dos generaciones pueden ocurrir juntos. En todos los demás casos, los familiares mayores deben tener el documento antes que los más jóvenes.
Para iniciar el proceso, el documento imprescindible es el certificado de nacimiento portugués y, a partir de ese momento, los demás documentos pertenecen al solicitante. Posteriormente, la solicitud será analizada en Portugal para que se reconozca la nacionalidad. El proceso requiere el pago de una tasa de R$ 1.170,58 al consulado portugués.
Dionísio Marcos, hijo de padres portugueses, solicitó la naturalización hace diez años, cuando uno de sus hijos se fue a estudiar a la ciudad de Oporto. “Reuní los documentos, hice la solicitud y, en ese momento, el proceso tomó como seis meses. Después de eso, a mis hijos también les quitaron la ciudadanía”.
En cuanto al parentesco necesario, el caso portugués se convierte en más duro que el italiano, por ejemplo, que no exige un “límite” de generaciones.
Renato Martins, director general de Martins Castro, empresa especializada en ciudadanía portuguesa, explica que “muchas veces la mayor dificultad en el proceso es encontrar el documento que acredite la nacionalidad del pariente portugués, ya que sin él no es posible continuar”.
“Cuanta más información conozca la gente sobre su familia, más rápida y fácil será la búsqueda y, en consecuencia, será más barata”.
Debido a la dificultad de encontrar los documentos necesarios, la empresa desarrolló una base de datos que permite el cruce de información para ayudar a los brasileños.
“Creo que el primer paso es hablar con familiares que puedan tener información sobre los orígenes de la familia, ese recuerdo puede ayudar mucho. Otro consejo es consultar bases de datos genealógicas en línea, como familysearch y my heritage”, señala Martins.
Además de la posibilidad de obtener la ciudadanía portuguesa por parentesco, el país ofrece otras oportunidades para obtener el documento.
Los extranjeros que hayan vivido en Portugal durante al menos cinco años pueden solicitar la naturalización. El tiempo comienza a contar desde el día en que se adquiere el permiso de residencia legal. Los cinco años de residencia pueden ser consecutivos o intercalados, pero deben estar dentro de un espacio de un máximo de 15 años.
También es posible obtener la ciudadanía portuguesa a través de una inversión inmobiliaria en Portugal. Al invertir en el país obedeciendo las reglas de la Golden Visa, el extranjero recibe un permiso de residencia y, al cabo de cinco años, puede solicitar el documento.
Desde 2012, cuando se creó el programa, se han otorgado 1.024 visas a brasileños, según la SEF. Así, Brasil es la segunda nacionalidad que más solicita la Golden Visa portuguesa, solo superada por China.
Por Leticia Sepúlveda