La ciudadanía portuguesa es la más buscada en Brasil
La búsqueda de la nacionalidad portuguesa ha alcanzado niveles sorprendentes entre los brasileños. Solo en 2020, incluso con la pandemia, más de 20.000 brasileños recibieron el “sí” a la ciudadanía en el país europeo, según el Servicio de Extranjería y Fronteras de Portugal (SEF).
“Mi madre es nieta de portugueses. Como solían ser los hombres los que registraban a sus hijos, su acta de nacimiento sólo muestra a sus abuelos de Portugal”, dice Gabriela Vieira Coelho, 34 años. Vive en Brasilia, en el Distrito Federal. La abogada lleva el caso de su madre, la funcionaria jubilada Sandra Barboza Vieira Coelho, de 61 años. Un contratiempo retrasó un poco el sueño: el acta de nacimiento del abuelo fue destruida en el registro civil de Río de Janeiro. La solución fue pedir una nueva copia.
Hay muchas razones para adquirir la ciudadanía portuguesa. Para Thiago Huver, abogado y socio de Martins Castro Consultoria Internacional, el principal beneficio es la posibilidad de que las personas se muevan por el mundo de una manera más tranquila y fácil. “Portugal es un país con buenas relaciones internacionales y, como miembro de la Unión Europea, los ciudadanos portugueses tienen derecho a circular libremente, trabajar, estudiar y jubilarse en cualquier país del bloque. Incluso tener un pasaporte portugués abre muchas posibilidades en otros países como Estados Unidos, Australia y Japón”, dice.
Además, adquirir la nacionalidad portuguesa también es una herencia, ya que es posible transmitirla a los hijos y descendientes. “Y este legado de poder movernos y establecernos por el mundo con tranquilidad”, refuerza Huver, “no tiene precio”. “Tener la ciudadanía portuguesa permite a las personas mover sus mundos”, enseña.
Existen, dentro de la legislación portuguesa, algunas formas de adquirir la nacionalidad. Uno de ellos es la forma original, es decir, por descendencia directa que incluye los casos de hijos y nietos de portugueses. Otra posibilidad es para las personas descendientes de judíos sefardíes, que fueron expulsados de la Península Ibérica durante el período de la Inquisición que, en Portugal, duró 285 años, a partir de 1536. Como forma de reparación histórica, el Estado portugués incluyó esta vía de adquisición de la nacionalidad portuguesa. Solo el año pasado, este tipo de nacionalidad representó 35% de todas las solicitudes de nacionalidad portuguesa.
Una residente de Fortaleza, la periodista Jacqueline Nóbrega Jacques, de 31 años, vio la posibilidad de tener la ciudadanía portuguesa como una forma de rescatar su historia. En mayo de 2020 contactó a Martins Castro Consultoria Internacional y se dio cuenta que tener acceso a la doble nacionalidad era mucho más sencillo de lo que imaginaba. “Una cosa que me llamó la atención es que algunas empresas analizan los documentos gratis y lo analizan para ver si hay posibilidad de obtener la ciudadanía por la vía sefardí”, recuerda.
Publicado por UOL
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